Capítulo IV: "No se puede comprar el amor o Evelyn me debe mucha plata"
Llegó el primer año de mi educación media. El cambio para mí fue total: Colegio nuevo, compañeros y profesores nuevos y valores nuevos. Yo venía de un colegio pobre en un sector pobre de la ciudad. Ese colegio quedaba lejos de mi casa, pero era un lugar seguro para hijos de personas que luchaban por los Derechos Humanos y a quienes los siniestros funcionarios de seguridad de la dictadura podían intentar dañar. Era un colegio salesiano, donde los valores de la solidaridad y el bien común eran parte central de cualquier enseñanza. La persona valía por el solo hecho de ser persona y nuestro deber en el mundo era luchar por la justicia y la paz. En cambio, el liceo donde llegué era un hervidero de vanidad, ostentación y oquedad mental. Muchos de mis compañeros y compañeras no eran más que tristes adolescentes burgueses cuyo único sufrimiento radicaba en el hecho de que "papito" no les había comprado el Walkman que ellos querían o no habían "tirado" con más de tres...