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Mostrando entradas de enero, 2010

Capítulo IV: "No se puede comprar el amor o Evelyn me debe mucha plata"

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Llegó el primer año de mi educación media. El cambio para mí fue total: Colegio nuevo, compañeros y profesores nuevos y valores nuevos. Yo venía de un colegio pobre en un sector pobre de la ciudad. Ese colegio quedaba lejos de mi casa, pero era un lugar seguro para hijos de personas que luchaban por los Derechos Humanos y a quienes los siniestros funcionarios de seguridad de la dictadura podían intentar dañar. Era un colegio salesiano, donde los valores de la solidaridad y el bien común eran parte central de cualquier enseñanza. La persona valía por el solo hecho de ser persona y nuestro deber en el mundo era luchar por la justicia y la paz. En cambio, el liceo donde llegué era un hervidero de vanidad, ostentación y oquedad mental. Muchos de mis compañeros y compañeras no eran más que tristes adolescentes burgueses cuyo único sufrimiento radicaba en el hecho de que "papito" no les había comprado el Walkman que ellos querían o no habían "tirado" con más de tres

Como en las películas

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Cuando se ha crecido siendo mayormente solitario, siempre se tiende a buscar la compañía de "algo". Yo encontré esa amistad que no me daban las personas en los libros y el la televisión. Pero no en la televisión completa, sino más bien, en las películas que solía ver. Sí, desde pequeño empecé a ver filmes con mi abuelo en ese querido y recordado espacio llamado "Cine en su casa", donde Canal 13 daba todas esas películas antiguas que hacían más tolerables las tardes de dictadura y los primeros años de nuestra tambaleante democracia. A mi tata le gustaban los westerns y las películas bélicas de la Segunda Guerra. A mí, las de vaqueros me aburrían, a pesar de que me fascina un poco el sólido trasfondo moral de sus protagonistas, que siempre terminaban luchando por el bien de otros. Las de guerra me divertían más y las de ciencia ficción me encantaban. Pero en secreto, mis favoritas eran las de amor. Hoy gracias al cable (God bless TCM), he podido repetirme algunas