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Mostrando entradas de enero, 2016

Tu reflejo en el metro

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"...Y quizás el amor no es más que eso: una mujer o un hombre que desciende de un carro en cualquier estación del Metro y resplandece unos segundos y se pierde en la noche sin nombre". Óscar Hahn.  Subes al vagón con la esperanza de encontrarla. La misma esperanza de hace meses. Cuando te vio. Cuando la viste. Pasas y repasas la mirada sobre las cabezas de los pasajeros, hombres, mujeres y niños. Todos cansados, todos igualmente grises, con su vista extraviada en las pantallas luciferinas de sus móviles que ya se han vuelto una extensión de su propio cuerpo. Una prótesis social. Pero no. No está. Entonces la esperanza se sumerge en un pozo profundo... y, nuevamente, asoma otra vez su pequeña cabeza hermosa: ¡Aún puede que suba en alguna estación! La esperanza, pequeña embustera, siempre se las arregla para sobrevivir. Y esperas a la mujer de ojos verdes que una buena noche, simplemente, tomó tu mano y te preguntó por esa tristeza sempiterna de tu

"No hay amor como esta herida"*

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* Verso y Título de una antología de Óscar Hahn, premio Nacional de Literatura 2012. 20. Tengo que olvidarte, pero no quiero. Cómo olvidar lo que mejor me hizo? Cómo olvidar la luz que me quebró la tinieblas? Y sin embargo sé, como se sabe lo  inefable que por mi bien debería olvidarte y quemar mis naves lejos de tu playa Pero no quiero porque prefiero este dolor seco y profundo a no sentir nada a perjurar que nunca fuimos Por eso no quemaré tus cartas ni tus recuerdos  por mucho que la melancolía los halla vuelto dolorosos Prefiero la espina probatoria clavada al corazón al vacío oscuro donde vivía antes de que tu presencia me habitara cada rincón de esta alma mía y las fibras trémulas del mísero cuerpo que te anhelaba como a la luz del día después del insomnio No te olvidaré porque así lo he querido porque prefiero esta herida dolorosa como prueba de la batalla perdida porque no puedo ni quiero  deja

"Dios sabe si hay o no Dulcinea en el mundo..."

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"Dios sabe si hay o no Dulcinea en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y estas no son cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo. Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que puedan hacerla famosa en todas las del mundo".  De esta forma contesta don Quijote a la aborrecible duquesa cuando esta le pregunta acerca de la real existencia de Dulcinea. No importa al caballero andante la existencia "real" de su dama, sino que su existencia como una idea, un concepto, una necesidad... una meta. Un sueño o ideal, que sin caer en lugares comunes, movió los hilos de muchas narraciones a lo largo de la literatura. Hoy, una literatura despreciada por ese "Feminismo progre" que ve en ella una herramienta más del patriarcadofalocentricoeuropeizantemachocavernícola, como si la historia y sus contextos no importaran... como si la exégesis no existiese.