La soledad y yo


Como un soplo del viento. Como una certeza madurada en noches tristes e insomnes. Como la verdad por cruda que fuere; así volvió la soledad a mi vida.
Algunas veces, realmente, llegué a creer que se había marchado para siempre de mi vida. Quise creerlo. Mas no. No. Solo se escondió por los rincones de mi dormitorio, entre mis libros. Se fue de viaje por unos años; me dio una tregua. Y se lo agradezco, porque me hice de verdad un hombre en su ausencia, y conocí la vida a través de ojos amados, de sueños compartidos, de besos anhelantes. Sentí la alegría de "vivir sientiéndose vivido". Llegué a olvidarme de ella, pero la soledad no se olvidó de mí. Me fue anunciando su regreso a través de signos que no supe (o no quise) leer. 
Su presencia se fue materializando con el perfume de las flores secas, con los silencios prolongados, con los abrazos tibios, con los besos que no se dieron. Y parece que las estrofas de Silvio nunca fueron tan ciertas: "Cuentan que cuando un silencio/ aparecía entre dos/ era que pasaba un ángel/ que les robaba la voz..."
Y así se plantó en mi vida de nuevo. Me abrazó, me besó y se fue a la cama conmigo. Por las mañanas bebemos café frente a frente. A veces almorzamos algo, en silencio, mirando ambos a lo lejos. Pero solo parece que miramos el horizonte, porque en verdad miramos hacia adentro, hacia otros tiempos mejores y más felices. Miramos para tratar de entender lo que quizá no tiene explicación razonable. Pero Buscamos una explicación con todas nuestras fuerzas, porque uno no es capaz de concebir un dolor como el que se siente si no hay un sentido en ello.
La soledad regresó y no fui capaz de hacer nada para impedirlo. Pero le doy las gracias por el tiempo que me dio de libertad. Le doy las gracias porque me permitió conocer a una persona maravillosa que merece ser feliz como nadie lo merece en el mundo y, por lo mismo, no merece cargar con una cruz como yo y mis atados existenciales.
En fin, la soledad es una vieja amiga. No sé cuánto más estará conmigo. Quizá hasta el último día, quizá solo un tiempo... veremos que tiene el destino preparado para mí.

Ahora nos vamos, como antes, de la mano, la soledad y yo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Soy malo porque soy desgraciado"

Los fantasmas de las Navidades pasadas.

Preguntas antes de dormir