Las mujeres y sus gustos


Tengo en la oficina un compañero de trabajo que me resulta del todo desagradable. No es la primera vez, vale decir, que me topo con tipos como él. Ya antes en la universidad y el colegio debí aprender a soportar especímenes como ése. 
Pues bien, mi animadversión por el dichoso sujeto no se origina solo en un aspecto de su ser, sino más bien en un conjunto de características que lo definen. Empecemos por lo más superficial: la facha. Tiene mi amigo la costumbre de vestir chaqueta formal, pero en lugar de usar camisa, se pone una horribles camisetas de colores chillones y, generalmente, consignas "Jocosamente burdas", verbi gracia: "YouTube a tu hermana", "Instructor de sexo", "Ahorre agua. Beba cerveza", etc. Quizá la combinación le siente bien al doctor House, pero a él...
Los accesorios también son parte fundamental de su look. En el lóbulo de su oreja izquierda luce un "coqueto" arito plateado, mientras que un enorme anillo con sus iniciales sobresale en su mano derecha. Por supuesto que el aspecto de renegado no estaría completo sin sus respectivos tatuajes "étnicos" (todavía me pregunto a qué se refieren con étnico) en los brazos y los anteojos oscuros "Armani" o cómo se escriba.
Hasta acá, pensará usted queridísimo lector, que soy un tipo prejuicioso y cavernario, que juzga  a las personas por su apariencia... pero le ruego me deje terminar, pues no es tanto su aspecto el que me molesta (si bien, la función estética es importante), sino algo mucho más escarapelante: su actitud.
Primero, tutea a todo el mundo. Se supone que soy jefe de él, pero jamás me escucha. Acepta las órdenes de mala gana. No hace caso y siempre termina haciendo las cosas a su modo. Suele pasearse de oficina en oficina bebiendo "cafecitos" y fumándose "cigarritos" mientras debiera estar trabajando. Si tiene que ir al estadio a ver a su querido "Colo", va no más... aunque tenga una pila de trabajo por terminar. ¿Qué por qué no lo echan? Pues... imagínelo usted, desocupado lector. Un concepto muy chileno lo define... empieza con PI y termina con TUTO.
Ya.Ok. Usted dirá que con no hacerse mala sangre basta. Ignóralo y ya... Y tiene razón, amable lector. Pero todavía queda algo más. Lo que realmente me revienta, lo que me inflama las gónadas, lo que me corta la digestión es su trato y relación con las mujeres. 
A todas saluda con besos y efusivos abrazos. A todas hace reir. Siempre lo invitan a salir, a tomarse un traguito, a los after office. Todas lo defienden, lo encuentra "Ultrasuperrecontracachilupi". Si está él y yo en una misma oficina. a mí ni me saludan... parezco invisible. Incluso le piden las cosas que son de mi competencia a él... ¡Me hierve la mier...!
¡Cuántas veces me tuve que "bancar" a estos tipejos! En el colegio, viéndolos pololear con las mejores muchachas, no solo por su belleza, sino por su inteligencia o simpatía. ¡Ellos! ¡Los patanes! los mismos que les ponían los cuernos... y ellas siempre lo perdonaban..., sí, porque "él va a cambiar, porque él me ama".
En la universidad... tipos mediocres pero con auto, con "mundo", con cultura del "carrete" saludando a las compañeras con frasesitas como "Hola, guapa", cerrándoles el ojo, tomándolas de la cintura sin el menos tapujo. ¡Daba lo mismo si el tipo era un cerdo que botaba la basura en el suelo o si había elevado por tercera vez una solicitud de gracia para cursar un ramo reprobado! Conocí incluso a una compañera a la que su "hiperultramegavaronil" pololo le pegaba, pero "En el fondo es bueno... me quiere".
Quizá ahora usted, gracioso lector, esté pensando "A este gordo amargado le chorrea no solo la bilis, sino también la envidia", y puede que tenga razón. En el fondo quizá tengo envidia... pero prefiero seguir sintiéndola que empezar a imitarlos. 
Para ser justos, debo decir que con el tiempo y la edad, la mayoría de las mujeres deja de preferir a tipos como ésos. Más vale tarde que nunca. 
No sé que proceso será realmente el que impera en ellas. ¿Espíritu maternal? ¿Masoquismo? ¿Un vestigio ancestral que las impulsa a buscar al macho alfa de la manada?
En fin... el amor no es racional. Y ahora que lo pienso, muy probablemente, los tipos como yo, somos peores que mi mentado compañero de trabajo. Somos solo sombras... y con todo lo que lo deteste, estoy seguro que mi compañero de oficina saber vivir mucho mejor que yo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Aunque la gran mayoría de las mujeres le gustan ese tipo de hombres, aun quedamos pocas que prefieren los caballeros... como también quedan pocos caballeros.

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