Alone again, naturally



"El corazón tiene razones que la razón no entiende", reza la famosa cita de Pascal. Y harto de verdad tiene, sobre todo cuando te supera aquello que tu intelecto dicta como un sinsentido, pero tu corazón, tus sentimientos, te hacen padecer, revivir, anhelar. 
Este verano, además de caluroso, ha sido particularmente difícil para mí. Me había acostumbrado a la compañía. Me había acostumbrado a tener "un panorama" de a dos a la vista. Me había acostumbrado a los viajes en pareja, a la aventura de ir haciendo juntos un camino, de detenernos dónde se nos diera la gana; en un pueblito perdido, a la orilla de un río, junto a un molino de agua... Me había acostumbrado a capear el calor de a dos. 
Pero lo cierto, lo trágicamente cierto, es que nunca fuimos ni amos ni señores de nuestros destinos. No sé si por nuestra exclusiva culpa, o por la culpa de otros, pero nunca fuimos lo que debimos: dos y solo dos. 
Mas todo ha terminado. Acabó hace casi un año. Terminó y eso sí es definitivo. Como dice el libro de Eclesiastés, "Hay un tiempo para cada cosa bajo el sol", y ese tiempo se acabó. Hubo un tiempo para el dolor, para el duelo. Un tiempo para pensar, para reconstruirse. Ha terminado el tiempo de las heridas, es el tiempo de las cicatrices.
Cuesta volver a hacerse la idea de estar solo. Cuesta pensar que habrá otra persona en tu vida que venga a llenar esos vacíos, que venga a complementar tu vida. Es como una esperanza remota, lejana, pero sin duda cierta. Espera, esperanza.
Ha pasado casi un año y mucha agua bajo nuestros puentes. Cuánta razón tenía Neruda en sus versos: "Es tan corto el amor y tan largo el olvido", pero tenía más razón al decir que "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".
Estoy solo otra vez, naturalmente. Naturalmente, porque ha sido ésta mi condición básica. El amor de pareja es la excepción. Lo demás, fue una hermosa tregua, un regalo de Dios. Un regalo que se terminó, pero que dejó grandes enseñanzas. 
Pues bien, ¿Que hay ahora bajo el sol? Solo futuro. No sé dónde esté el amor. No sé siquiera si está o si me reserva una bella historia o más sufrimientos. No sé si me hará esperar o si se haya a la vuelta de la esquina. No sé si es destino o coincidencia, no sé si debo buscarlo o simplemente dejar que llegue... en materia de amor siempre será más lo que ignore que lo que sepa. Pero aquí estoy, frente a este ordenador, alone again, naturally, manteniendo la esperanza en ese amor que un día (quizá) llegará.
Vale.

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