Los porqué...

Tiempo llevaba queriendo escribir acerca de las vicisitudes de mi corazón. Vicisitudes que siempre han sido más de agraz que de dulce, dicha sea la verdad.
Podía haber escrito en mi habitual blog, De vocación amarga, pero sentí que los lamentos de mi alma concernientes a mis desventuras amorosas deberían registrarse para la posteridad en un sitio aparte, exclusivo y, también, más íntimos. Y cuando me refiero a desventuras amorosas, quiero que literalmente las entiendan como tales, pues quien quiera encontrar cuentos eróticos, chismes de alcoba, relatos rosas, cursilerías varias o la bitácora de un conquistador seductor, mejor que haga clic de inmediato en siguiente blog. Ahora, si difrutáis con las degracias ajenas, las reflexiones trasnochadas, las historias inconclusas (o simplementes nonatas), creo que sí podría interesarte leer algo de lo que publique acá. Así que, masoquistas y sádicos del corazón, ¡Bienvenidos!
También me gustaría señalar que el título que había pensado para este blog era "Mendigo de amor", pero la dirección y el título ya estaban registrados, así que pensé en este otro, que también me agrada y contiene algo de lo que quiero transmitir.
Y por último, pero no por ello menos importante, aquí intentaré hablar con la verdad, pero ello no implica que todo sea real, pues le hago caso a García Márquez respecto a cómo contamos nuestras vidas y vivencias: "La vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla".
En fin, aquí nos vemos.

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