Como en las películas
Cuando se ha crecido siendo mayormente solitario, siempre se tiende a buscar la compañía de "algo". Yo encontré esa amistad que no me daban las personas en los libros y el la televisión. Pero no en la televisión completa, sino más bien, en las películas que solía ver.
Sí, desde pequeño empecé a ver filmes con mi abuelo en ese querido y recordado espacio llamado "Cine en su casa", donde Canal 13 daba todas esas películas antiguas que hacían más tolerables las tardes de dictadura y los primeros años de nuestra tambaleante democracia. A mi tata le gustaban los westerns y las películas bélicas de la Segunda Guerra. A mí, las de vaqueros me aburrían, a pesar de que me fascina un poco el sólido trasfondo moral de sus protagonistas, que siempre terminaban luchando por el bien de otros. Las de guerra me divertían más y las de ciencia ficción me encantaban. Pero en secreto, mis favoritas eran las de amor.
Hoy gracias al cable (God bless TCM), he podido repetirme algunas de esas películas y la verdad, algunas me hacen sonrojar por sus argumentos simplones, pero con los cuales yo suspiraba de pequeño. Otras, en cambio, mantienen todo el vigor del buen cine y aún hoy me sorprenden por sus historias. También las comedias románticas modernas me llaman bastante la atención, aunque la mayoría son solo basura fílmica, debo reconocer que igual las veo y hasta me dejo envolver por sus argumentos archirrecontrarrepetidos. ¿Quién podría tolerar otra comedia romántica de Meg Ryan y Tom Hanks?
Pero no es de cine de los que quería hablar...
Lo que realmente quería decir es que tanto ver historias de amor es tan perjudicial como leer libros de caballería en exceso. Termina uno por creerse eso de que el amor es como en el cine: plagado de finales felices y ocasos rosa. Una vez consumado el amor en ese ardiente beso del "jovencito" y la "jovencita" de la película, todo es felicidad y plenitud. No hay más problemas, porque los problemas del mundo son solo relativos al amor, pero el amor es para todos así que tarde o temprano... todos happy, happy, happy.
Pero no. Resulta que el amor en el mundo real duele, obsesiona, cela, hiere... y uno quisiera que solo el amor bastara para ser feliz, pero como dice por ahí la canción "no se puede vivir del amor", pero peor aún "no se puede vivir sin amor"... ¡Diantres!
Quizá por eso me gustan tanto las películas de amor. Son el único espacio donde realmente solo el amor basta, aunque solo sea una fantasía.
Después de todo, "siempre tendremos París".
Comentarios
cuanta razon tienen los fabulosos cadillacs
sabes hay una persona en el mundo, que te conoce y cree sentir por ti eso llamado amor...o por lo menos cree que puede llegar a sentirlo.
averigua quien es...besos