Cumpleaños y ausencias



Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los
años
y yo solo sea un hombre que amó, 
un ser que se detuvo un instante frente a 
tus labios
un pobre hombre cansado de andar por
los jardines
¿Dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!


Nicanor Parra: "Cartas a una desconocida"


Febrero. Tres de febrero. Día de tu cumpleaños. Me parece tan raro aún que después de todos estos años, más de una década de historia, hoy, en tu cumpleaños no vaya a saludarte como siempre. Me parece como imposible, imposible de creer o admitir. Pero sí. Todo ha terminado al fin entre nosotros. Tu continuaste, yo me quedé. Como dice la canción, al final: "Solo hay un ganador/ y al lado un perdedor,/ la historia es siempre así/ que me ha tocado a mí". Quiero creer que ese ganador eres tú.
Pues sí, no habrá ni regalos ni tarjetas en este cumpleaños tuyo. Y como no me resigné a no festejarlo, a no poder enviarte mi amor plagado de buenos deseos, me vine a celebrarlo solo... con tu fantasma que no está hecho de ectoplasma sino de recuerdos. Me vine a un café que sé que te hubiera gustado. Pedí dos cafés y una torta... total, ¡Al carajo lo que piense el garzón por ver a un hombre solo pedir dos cafés!
Y, como regalo, te escribo esto. Estas palabras, las últimas que escribiré para ti en tu cumpleaños. Como me prometí no molestarte más en tu nueva y merecida felicidad, las escribo a sabiendas que no llegarán a ti... aunque desearía que la noche y las estrellas te las llevaran. O esa luna que tanto te gustaba mirar y que decías que te volvía un poco loquita, te la susurrara al oído mientras duermes, secretamente, sin que el despreciable, pero afortunado italiano que ahora duerme a tu sombra, se entere jamás de ellas.
Te las escribo, no te miento, no exento de dolor. Ese dolor del que ya te he hablado aunque no me oyeras. Ese que se agrupa en el costado de pecho y quema, y lacera y no deja respirar. Pero te escribo  porque es justo y necesario, es mi deber y salvación decirte ¡Feliz cumpleaños! ¡Felicidades! y que sean muchos, muchos más, y que seas feliz, y si me permites la ñoñería y el vulcanismo, que tengas larga vida y prosperidad. Yo te agradeceré siempre lo que hiciste por mí, remedo de Pigmalión que no supo defender a su Galatea. Quizá por eso, yo estoy solo en este café y tú feliz y acompañada en tu cumpleaños.
Como fuere, feliz cumpleaños en ausencia. Desde el tiempo, desde la distancia, desde las sombras, te saludo. Y te llevo para siempre en el corazón con el deseo sincero de que tú, ojalá, sí me hayas olvidado.
¡Felicidades!
F.

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