Ella no existe más (o "Todo en ti fue naufragio")


Como quien toca el oscuro y frío fondo
de un negro pozo
así he terminado de entender
que todo ha muerto.
Tú has muerto.
Yo he muerto.
Ambos existíamos para el otro
Ya ninguno existe más.
A mi entierro solo yo he asistido
con dolor contemplo en los espejos mi cadáver
con parsimonia anudo el cordón de mis zapatos
negros como los amaneceres desde que partiste.
Tú estás muerta y tú estás viva,
pero tú no eres tú
sino otra que no me ama,
que ama a otro.
Yo estoy muerto. Y muerto sigo.
No tengo la sangre de un lázaro en mis venas
Yo estoy muerto, pero sigo caminando.
Sonámbulo y adolorido.
Pero muerto y todo
merezco la paz tanto como tú en tu resurrección
por eso me quedo solo con tus recuerdos
porque tú ya no existes más.
Exististe. Exitieron tus labios húmedos y palpitantes.
Existieron tus muslos firmes y pálidos.
Existieron tus pechos pequeños y floridos.
Exisistió tu vientre por explorar.
Pero ya no más.
Todo ha desaparecido.
Una fuerza cósmica
un designio sideral te ha llevado.
No pienso maldecir tu memoria.
No borraré tu nombre de la historia ni tu imagen sagrada
de las fotos de mi memoria
Pero ya no existes más.
Ya eres libre.
Has ascendido
apotéosica a los altares
donde otro ya te venera.
Yo, flotaré sobre una tabla
o me asiré a cualquier árbol que me dé su sombra
o giraré con la veleta
o me perderé al fin en todas las noches.
Porque tú ya no existes más.
Porque yo ya no existo más.
Porque tú haz vuelto, radiante a la vida.
Porque yo a diario me despierto a la muerte.

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