Nochebuena desde la ventana



"Cuando venga la Primavera, 
si ya estuviera muerto,
las flores florecerían de la misma manera
y los árboles no serán menos verdes que en la Primavera pasada.
La realidad no necesita de mí".
Fernando Pessoa.
Estoy mirando desde la ventana de mis abuelos. Es Nochebuena, pero la calle luce inusitadamente tranquila. Un perro ladra a lo lejos. Un coro, el sonido de sus voces me llega de lejos. Estoy solo en la casa de mis abuelos. Los pocos que quedaban han ido a la misa del gallo. No he querido ir. No se inflamará más mi pecho por cambiar de lugar. Da lo mismo el sitio si el corazón es el que ha mudado. 
Hace calor y estoy solo. Solo al menos por un rato. Sé que los pocos que quedan volverán al terminar los cantos y las palabras. La vieja casa luce triste, se diría que se ha ido muriendo junto con quienes la edificaron.  Estoy solo por un rato, al menos en apariencia. Estoy solo. Solo por mucho más de un rato. No puedo evitar sentir que estoy solo para siempre. 
Se siente en el aire un leve aroma a romero. Hace calor, y ese calor parece extraer las esencias profundas de las plantas, de las flores, de la tierra. Estoy solo y recuerdo, no sin dolor, el calor de un beso, el contacto de la piel. Estoy solo y recuerdo, no sin amargura, la risa fresca, la alegría contagiosa de los amigos que ya no están. Estoy solo y recuerdo, no sin nostalgia, otras Navidades con más gente, con más risas, con más besos. 
Miro a través de la ventana de mis abuelos la calle desolada. Y siento, de pronto, todo el peso de la noche sobre mí, sobre mi espíritu, sobre mi alma. Estoy solo en la noche. Lo demás, los besos, las risas, el amor, eso, eso fue la mentira. 
Se oyen las campanas. Ha comenzado el regreso. Comienza otra vez la comedia. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Soy malo porque soy desgraciado"

Los fantasmas de las Navidades pasadas.

Preguntas antes de dormir