ELLOS Y YO


Mi relación con los hombres se ha basado en un pilar concreto: la amistad. Mis grandes amigos son del género opuesto. Existe una afinidad entre su torpeza en el trato y mi ironía tan característica. Los abrazos más profundos y sentidos han venido de ellos, los mejores consejos también.

Percibo que en esa amistad, puedo ser más libre, actuar relajada, no ocuparme tanto de mis comentarios, de si estoy hiriendo a alguien. Con mis amigas debo ser más cuidadosa, usar toda mi capacidad de empatía para comprender sus problemas y situaciones, saber también que cada una de ellas es un ser muy especial… y -entre nosotros- eso me agota.

Con mis amigos, puedo estar en pleno desacuerdo, ahondar en sus defectos y escuchar sobre los míos, reírme de un mal chiste y hacer comentarios poco adecuados. Puedo saber que todos los días son personas iguales; nosotras, no. No todo es tan serio si uno tiene un amigo, no todo es broma también. La vida se hace más práctica, todo tiene límites más diferenciados. Más de alguno frente a un problema amoroso, con mucha soltura de cuerpo me ha aconsejado “lanzarme encima de la víctima”, declararme abiertamente, o terminar sin piedad… algo que solo haría si estuviera en un estado femenino de estrés total.

Envidio en ellos la seguridad de sus pensamientos y muchas veces de sus determinaciones, la capacidad de hablar directamente y sin rodeos de lo que el otro hace mal, también el no sentir la necesidad de salvar al mundo de los malos amores, de las mentiras y los engaños. Como mujer, me debato diariamente entre mis sentimientos e impulsos. Ellos, en cambio, piensan y actúan.

Soy una amiga celosa, lo acepto; ninguna mujer es suficientemente buena para uno de ellos, mas tampoco ellos me completan en mi vida amorosa. Pero mis amigos, a pesar de no sentir celos de mis parejas, se burlan impíamente de cada uno de mis compañeros, y sabemos que detrás de cada broma siempre hay un rastro de verdad, así que desde ahí también saco un aporte para reflexionar.

Ellos son los verdaderos hombres de mi vida, esos que me contienen, que no piden mucho más que mi compañía y una buena conversa, los que pasan por mi casa, por mi trabajo, con quienes me junto en algún lugar perdido de la ciudad; esos a quienes veo muy poco y la amistad se mantiene intacta. Sin ellos, mi vida podría estar tal vez más llena de palabras dulces, de más ternura, incluso de más abrazos, pero realmente no sería tan entretenida y plena como la vivo hoy.

Comentarios

Carola ha dicho que…
Pucha que somos complicadas! jajajaja... pero es cierto, lo somos para TODO, a diferencia de los hombres, que, como bien dices tú, "Ellos,piensan y actúan". Sí, es verdad! es una virtud, en este caso, envidiable.
Anónimo ha dicho que…
Q escribes bonito
Solo te falta nombrar a tus amigos, quienes son???

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